FEBRERO 11, 2019 POR: Columnista Invitado EDICIÓN No. 24
Un camino hacia el desnudo
POR: Simon Aldesnudo
El hecho de compartir la desnudez con otros puede ser para muchos un salto a un abismo, el estar desnudo genera en cada persona una variedad de sensaciones, tan distintas, como diferentes personas hay en el mundo, y en cada individuo depende del momento y las circunstancias. Para muchos el compartir desnudo con otra u otras personas se relaciona obligadamente con el sexo, con el morbo, con el erotismo. Muchos ven que lo anterior puede ser pervertido, malo, rechazable, pero, muy por el contrario, es lo más normal, es lo natural, es lo que se deben esperar según la evolución de nuestra sociedad.
Existen algunas personas con un estado de madurez, de consciencia, de evolución, que no es, ni mejor, ni peor que el de otras, es simplemente diferente. Es un estado en el cual se ve más allá de la relación sexo-desnudez y se encuentra un paisaje lleno de matices donde al superar, prejuicios, dudas, complejos, paradigmas, inseguridades, traumas o simplemente timidez, se llega a una experiencia que nos llena de una sensación de alegría y felicidad, no es más, que la reacción bioquímica del organismo ante la nueva relación que el psiquis elabora entre desnudez y relajación, tranquilidad, libertad, cercanía, alegría, fraternidad y paz entre otras.
No podemos pretender entonces que todo el mundo vea el nudismo de la misma manera, ni que pretenda lo mismo al buscar su vivencia
Pero llegar a ese estado de consciencia no es algo que se da obligadamente en todo el mundo ni de manera espontánea, ni quien no llega a ella es limitado, malo, incapaz o inferior, insisto, es simplemente diferente, y así como exigimos entender la diversidad, exigimos respeto por nuestra forma de ver la vida, exigimos el derecho a expresarnos de la manera como nuestra liberta nos reclame, también debemos respetar la forma como otros relacionan los aspectos de la vida y no tratar de imponer nuestra filosofía, nuestras creencias, nuestras convicciones o conclusiones intelectuales.
No podemos pretender entonces que todo el mundo vea el nudismo de la misma manera, ni que pretenda lo mismo al buscar su vivencia, como escribí antes, existen formas de nudismo como personas en el mundo, porque cada quien vive su vida a su forma, y es ahí donde el líder que pretende convocar a una comunidad a compartir el desnudo en sociedad, debe delimitar las condiciones en las cuales se va a vivir cada experiencia, y definir el comportamiento que esperamos de cada uno, de tal forma, que quien esté interesado en asistir, con ver la convocatoria tenga claro que esperar, y en uso de su libertad, decida si someterse a las condiciones que se le exponen y si asume los lineamientos de comportamiento del encuentro de su interés.
No podemos pretender que mágicamente las demás personas entiendan lo que nosotros pretendemos de ellas, no podemos dar por hecho que los otros entienden el nudismo de la forma como la entendemos nosotros, ni siquiera, las personas tenemos un mismo concepto claramente definido de lo que está bien y lo que está mal, por eso debemos generar consensos, donde tengamos claro lo que tenemos en común y en donde hacemos acuerdos, para proporcionar una sana convivencia y que la experiencia del nudismo sea maravillosa, sobre todo para los que por primera vez se atreven a vivir ello que definitivamente nos parte la vida en dos.
El desnudo paulatino es algo tan importante, para muchos que lo valoramos y le damos su importancia, que es ponderado y agradecido todo el tiempo por quienes asisten por primera vez
La manera de dar inicio a un encuentro nudista es fundamental, una mala experiencia puede para algunos ser incluso traumática. Lo primero es conversar, comunicarse, comprobar que estamos hablando en un mismo idioma, que lo que hemos comunicado hasta el momento, de manera virtual, hoy, que estamos juntos, frente a frente, ha llegado a su destino. Debemos dejar claro todo lo que esperamos del encuentro y antes de continuar dar la posibilidad de que se marche aquel que no ha entendido, que no tenía todo claro, que no había dimensionado el paso que va a dar o aquel que simplemente no se siente cómodo.
Luego viene el paso más importante para mi entender, el paso de estar vestido a estar desnudo, que no debe hacerse de forma insensible, brusca o impuesta. Debe ser algo agradable, tranquilo, paulatino y sobretodo consciente.
El desnudo paulatino es recordado y solicitado por muchos que ya varias veces han asistido, porque, no es solo una puerta agradable y consciente para los nuevos en el nudismo, es, para todos, un momento de encuentro con nosotros mismo, una forma de darle valor a lo que estamos haciendo, un momento para detener nuestra vida y ponernos en situación de lo que vamos a vivir y así estar dispuestos a disfrutarlo con toda la disposición y concentración, es un ejercicio que yo invito a aplicar a todas las actividades de nuestra vida, y seguramente verán como todo se disfruta más, se hace mejor, se entienden las consecuencias de nuestras decisiones, se valoran más cada uno de nuestros momentos, por lo tanto, nuestra vida.
Antes de desvestirnos, debemos aislarnos del entorno, de los otros, no solo cerrar los ojos, hay quienes no soportan mantenerlos cerrados, por curiosidad, por nerviosismo, por miedo. Debemos asumir una posición donde, así queramos, no podamos ver a los demás, puede ser de píe, dando la espalda a los otros, es un momento para conectarnos con nosotros mismos, para olvidarnos donde estamos, para sentirnos, para hablarnos, para tratar de entendernos y darnos un momento consigo mismo, que tal vez hace mucho no nos damos.
Ya una vez desnudos, sin haber mirado a nadie, sin haber pensado más que en nosotros, es el momento de girar hacia el grupo, de abrir los ojos, de compartir la libertad de estar desnudos
A continuación un ejercicio que recomiendo hacer con todas las actividades de la vida, como puede ser el desvestirse. Hacer consciencia de cada cosa que hacemos, por qué la hacemos, qué significa para nosotros hacerla, qué consecuencias tiene el hacerla, por qué así y no de otra forma, la mayoría de cosas que hacemos son mecanizadas, adquiridas por imitación, sin detenernos a razonar sobre ellas, simplemente repetimos como autómatas lo heredado como tradición, no pensamos en nuestras acciones, apliquen ese análisis a como comemos, por ejemplo.
En este caso le damos un significado a cada prenda, asociamos al quitarnos una prenda, que nos quitamos con ella, un pensamiento negativo, una duda, un complejo, cuanto más interior la prenda, más profundo el sentimiento asociado, la soledad, el resentimiento, el miedo, la falta de confianza, el prejuicio. Así como van saliendo las prendas, nos vamos liberando de muchas cadenas autoimpuestas, que no están en otro lado más que en nuestro interior.
Ya una vez desnudos, tranquilos, despojados de las prendas y con ellas de muchas cosas que pensaba y sentía que nos pesaba en lugar de aportarnos, es momento de disfrutar del evento que continua, de divertirse como niños sin molestar a otros ni ser molestado, es una experiencia que nos cambia la vida para siempre y nos enseña que mucho de lo malo lo inventamos nosotros mismos.
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