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FEBRERO 11, 2019 POR: Columnista Invitado EDICIÓN No. 24

Amor, pasión y recompensa

FOTO: Internet

POR: Drako | 

Las sumisas, mujeres no tan sumisas.

La sumisión en la vida cotidiana y las sumisas por tradición.

Partiendo del concepto básico de sumisión que encontramos en cualquier diccionario una sumisa se define como: 
la persona que se somete y se deja dominar por otros aceptando su voluntad y obedeciendo lo que le imponen”. 

Una definición bastante fuerte si se tiene en cuenta lo que implicaría lograr que esta persona llegue a un estado de sumisión frente a otra u otras, pero que si nos detenemos a pensar por un instante, desafortunadamente es algo que se ve a diario y está arraigado a las tradiciones, tanto así que ya es costumbre y la sociedad no se escandaliza tanto frente a estos actos de sometimiento cotidiano;  Un esposo que no le permite a su esposa estudiar, o que llega bajo el efecto del alcohol y es agresivo son actos que por muchas generaciones fueron vistos como algo normal derivado del supuesto sometimiento que la esposa debería tener ante su esposo muchas veces teniendo como base algunas citas bíblicas que se interpretaron al acomodo de algunos, un ejemplo es:  

Efesios 5:22-24 
22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.

Sin embargo no se tienen en cuenta los versículos siguientes hasta llegar al número 30 donde se habla sobre el amor y la devoción del esposo por su esposa, tanta manipulación acomodada dio origen a una serie de generaciones que fueron convirtiendo a las mujeres en sumisas por tradición pues  frases tan comunes como “mamita es su marido y usted sabia como era” o “y si se va, quien la va a mantener a usted y a sus hijos” semejantes cosas hoy un poco menos comunes pero que aún se ven incontables veces hacen ver que la sumisión es necesaria para mantener la estabilidad en el hogar o para conservar a un esposo que poco o nada le interesa la felicidad de su esposa, claro que no solo entre esposos se ve, también entre novios y amantes. 

Es este tipo de sumisión la que no se puede permitir desde ningún punto de vista y que por desgracia es la única sumisión de la que se habla en la cotidianidad, en el transporte público, en las instituciones, en fin en todo lugar si hablas de una mujer sumisa de inmediato la imagen que viene a la cabeza es esa, la de la mujer subyugada y sometida a su esposo, la mujer incapaz de salir adelante y obligada a soportar maltratos de su marido ya sea por la necesidad de obtener un apoyo económico o por la dependencia emocional a su pareja. 

Más allá de estos conceptos tan equivocados pero tan comunes en nuestra sociedad se encuentra un mundo diferente, tal vez un universo paralelo en nuestro propio universo, un lugar donde la palabra sumisión y la idea de una sumisa  tienen una connotación totalmente diferente  a la comúnmente aceptada, en el cual sumisión es todo lo contrario a lo dicho en párrafos anteriores, un mundo llamado BDSM que irónicamente ha sido  censurado por la sociedad, visto como algo malo e incluso enfermo, todo debido al desconocimiento de las prácticas; del BDSM solo se ve la parte sexual pero no se ve la importancia que las personas tienen como seres humanos y mucho menos se conoce el enorme valor que una sumisa tiene y el valioso tesoro que esta representa para su dominante, tema central de este articulo pero del cual profundizaremos más adelante, por ahora es interesante hablar de un tema que está cambiando la idea del BDSM en esta época pues está siendo visto como una moda debido al estereotipo creado por los medios, la literatura y el cine, todo esto dio origen a una nueva generación de sumisas. 

La moda de la sumisión, sumisas por ocasión. 
Con el creciente auge de literatura y cine con temática BDSM como el caso de 50 sombras de Gray que entreabrió un poco la puerta que descubría la existencia de un mundo lleno de nuevas maneras de vivir la sexualidad, pero solo fue eso, una pequeña mirada a un vasto mundo desconocido para todos estos nuevos seguidores y observadores, poco basto para que un sinfín de jovencitas se vieran reflejadas en el personaje de Anastasia Steele comenzando así a buscar su Christian Grey en todos los lugares donde de alguna manera pudieran congregarse practicantes de BDSM esto le dio pie a muchos para comenzar con  fiestas y eventos con temática BDSM buscando ganancias provenientes de estas jovencitas en busca de su señor Gray y tras de ellas los señores en su gran mayoría no practicantes de BDSM que se aprovecharían de ese desconocimiento sobre el tema, toda esta situación perfecta para dedicarle un artículo completo pero en este momento lo que nos atañe es el surgimiento de una nueva generación  de sumisas, que desconocen por completo el sentido de la sumisión que se tiene en el mundo BDSM.

Todas estas jovencitas buscando diversión, sexo y muchas de ellas incluso un futuro esposo adinerado se convirtieron en el común denominador cuando de BDSM se habla, ahora ya no solo se habla de las sumisas por tradición sino que nos encontramos frente a las sumisas por ocasión mujeres que no ven el BDSM como una forma de vida o una manera de vivir la sexualidad de manera alternativa sino como un simple juego pasajero, algo que se goza se disfruta pero que no genera un compromiso; ni moral, ni sentimental, ni emocional, una sumisión sin trasfondo, sin sentimiento, vacía que no rebela la verdadera escénica de la sumisión como parte fundamental del BDSM.

Pero no todo es malo, pues gracias a estas nuevas sumisas el BDSM encontró una puerta de entrada a la sociedad moderna, una manera de mostrar lo que se esconde tras sus normas, su estética, toda una ideología de respeto amor y pasión en la cual la sumisa juega un papel importante como eje de la relación BDSM.

Las sumisas del BDSM, sumisas por pasión 
Teniendo en cuenta conceptos como el maltrato o la moda podríamos creer que el BDSM es una forma odiosa de machismo en el que se ve a la sumisa como un ser inferior que se puede comprar con lujos o maltratar porque le toca aguantarse, nada más alejado de la realidad del BDSM pues si bien el concepto de sumisión en este mundo no dista mucho del concepto del diccionario que cite al comienzo, la verdadera diferencia radica en la forma como se alcanza y el por qué se ofrece esta sumisión.

Cuando hablamos de sumisas en el BDSM hablamos de mujeres empoderadas, mujeres que saben lo que quieren y para donde van, mujeres que han explorado su sexualidad teniendo claros sus gustos y fantasías, si tenemos en cuenta eso, nos encontramos frente a un grupo de mujeres que nada tienen que ver con la palabra sumisión desde el punto de vista cotidiano de la palabra, por el contrario nos encontramos con mujeres que disfrutan entregando su voluntad a una figura dominante no por necesidad o por moda sino por verdadera pasión, por deseo de vivir y hacer realidad sus más íntimas fantasías. 

Es notoria la diferencia entre el concepto de sumisión dentro del BDSM y el mismo concepto fuera de él, pues una cosa es tener que aguantar y otra muy diferente dar por amor, pero no se trata de dejarse azotar, atar o someter por mantener contento al otro, es una relación recíproca, una sumisa no solo da de sí sino que recibe gran satisfacción por parte de su dominante y esto es lo que le permite mantenerse en su posición de sumisión, si no recibe lo que busca simplemente se aleja, pues es la única y absoluta dueña de su sumisión lejos de prejuicios y de decisiones de terceros.

Es así como la simple entrega de voluntad y la obediencia incondicional a la que se hace referencia con la palabra sumisión toman una forma más elevada, se transforma en amor y en pasión. 

Una sumisa por pasión jamás estará sometida a un dominante ebrio y maltratador, tampoco estará en busca de un millonario que la provea de lujos y le permita disfrutar de manera pasajera sexo fuerte y desenfrenado, una sumisa por pasión es dueña de su entrega, buscara satisfacer sus deseos a través de satisfacer los de su dominante y jamás perderá el control de su vida o de sus decisiones, porque al final siempre tendrá la última palabra y es la única dueña de un sí o de un no. 

En conclusión nos encontramos con tres tipos de sumisas que sin lugar a duda nos muestran un paralelo entre el concepto de sumisión en el mundo BDSM frente al concepto que se tiene de sumisión en una porción de la sociedad que aún es “machista”, las sumisas por tradición no son más que un producto de las costumbres y de las tradiciones, victimas sin salida de un mundo notoriamente “machista” que aunque ya no existe sigue en las mentes y los corazones de muchas personas, de otro lado las sumisas por ocasión son el fiel reflejo de la moda, de las tendencias en redes sociales y medios de comunicación una clara evidencia de la poca identidad sexual y personal que se tiene hoy en día, finalmente las sumisas por pasión nos muestran una cara diferente de la sumisión, un concepto nuevo para muchos, una ideología de vida un reflejo claro del mundo BDSM un mundo incomprendido pero que está lleno de amor, pasión y recompensas…  

REVISTA EROTIK


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