TENDENCIAS POR: Columnista Invitado
Las ciber-relaciones
POR: Sebastian
Internet no solo trajo toda la información y desinformación del mundo, sino que con el vino el chat en sus mil variaciones, páginas, programas, sitios particulares etc., con el chat llegaron también las relaciones mal llamadas “virtuales”, o “relaciones ciber”, como Yo las llamo.
Realidad o virtualidad
“Estamos tan acostumbrados de disfrazarnos de otras personas que al final nos convertimos en disfraces de nosotros mismos.” (François de la Rochefoucauld, 613 – 1680)
Esta frase escrita en el siglo XVII viene al dedillo, y eso que en aquellos tiempos no existía el chat, aun ante la falta de una referencia física y la tecnología que media en la comunicación, estas relaciones son tan reales como cualquier otra, con ella se generan también emociones y afectos que son realidades indiscutibles. La mayor critica que recibe este tipo de relaciones, es que “nadie es” lo que “dice ser”, en cierto aspecto es verdad, hay mentira, como hay tanta mentira en cualquier grupo social
Las salas de chat no son tan diferentes de cualesquier lugar social; hagamos un razonamiento, entramos en un club, un café, o un lugar social donde solemos concurrir, conocemos a determinada gente, amigos con quien tenemos cierta afinidad, no con todos, por ahí se nos acerca algún desconocido, y el lugar nos da confianza para entablar una conversación, que ese desconocido nos mienta, o no, no pasa por nosotros, ese desconocido mentirá al igual en el primer encuentro “ciber”, o en el social.
En la vida nos mienten esposos, esposas, amantes, amigos, novios, hijos etc., sin nombrar políticos y afines. Hay un mito que dice que la mayoría tiene la capacidad de cambiar su personalidad dentro de los chats, y no es así, las situaciones dentro de los chats se notan más, cambios de Nick, cambios de parejas, amores y desamores, amistades y rompimiento de las mismas, no pasan desapercibidas. Un mundo enorme que disimula, las salas de chat se transforman en un mundo chico donde casi todos nos conocemos todo.
Hoy en una sociedad cada vez más individualista, y por esa individualidad más necesitada de otro tipo de relaciones que nos dé un marco social, la red nos da ese faltante.
"Desde afuera no hay nada más criticado que el cibersexo, llamados pajeros, pervertidos, enfermos mentales, amorales, y todos los pecados del cielo. Pero, las salas de sexo y afines, son las más numerosas, personas que buscan por un rato poder dejar escapar su propio instinto"
También nos da oportunidad de hacernos famosos, queribles, importantes, la búsqueda de ser líder de un grupo, como un triunfo social, de llenar nuestro ego personal, el ciberespacio nos da esa oportunidad que la vida social no nos da, poder decir y comentar o publicar cosas que de otra forma no nos animaríamos.
El ciberespacio ha creado sus propios códigos de conducta, y con el tiempo se fue acomodado a leyes que rigen las distintas plataformas, los grupos de Facebook, la creación de salas o grupos temáticos, buscando los puntos en común, ha facilitado también el poder expresarnos con mayor libertad que en nuestra vida social, Incluso nos da la posibilidad de romper con determinadas conductas morales y sociales, que de otro modo no romperíamos.
Esto es posible gracias a un marco de realidad, de poder sentir, de poder animarnos, el ciberespacio nos da su realidad, tan real como la social, nos hace reales, importantes y eso no es poco, nos quita cierta frustración contenida, no trasforma a nadie, ni hace buenas o malas personas, es una herramienta que nos ayuda a comunicarnos con el otro o con otros.
Ciberamor y cibersexo
Ciberamor
Antes que nada, diré algo, en toda relación “ciber”, se potencian las emociones, así como a un ciego la ceguera le potencia los otros sentidos, en el “ciber” la falta de lo físico o una referencia de ello potencia las emociones, amor, celos, ilusiones, el sexo, malos entendidos, etc., terminan haciendo crecer o terminar la relación. Es importante comprender que como potenciamos nuestras libertades, también potenciamos nuestras emociones.
¿Es posible enamorarse en el ciberespacio?, la respuesta es sí, es posible, a muchos les pasa, aún a costa de sus propios prejuicios. ¿Son estas relaciones son duraderas?, no y si, no cuando ante la necesidad del físico, se terminan diluyendo en el tiempo, si, sí hay comprensión de la distancia que genera un vínculo fuerte y afectivo significativo que en muchos casos es sumamente estable.
Pero el ciberespacio es un cuchillo de doble filo, la potencia de las emociones nos puede jugar a favor o en contra.
Cibersexo
Desde afuera no hay nada más criticado que el cibersexo, llamados pajeros, pervertidos, enfermos mentales, amorales, y todos los pecados del cielo. Pero, las salas de sexo y afines, son las más numerosas, personas que buscan por un rato poder dejar escapar su propio instinto, mujeres y hombres que, imposibilitados de buscar una relación, en el cibersexo se sienten protegidos y buscan eso que de otra forma no buscarían, hoy muchos prefieren el cibersexo que el sexo pago. hay personas que ocasionalmente y con alguna pareja “ciber”, que han disfrutado de él, tanto como de una relación sexual física, y otros que dan rienda suelta a sus pasiones, valorado su libertad, comprendiendo y entendiendo al otro, y de ello la construcción de un afecto verdadero.
Todo depende del contexto en que las personas que se encuentren, todo es relativo, igual que una relación física (donde a veces esperas que el otro se corra pronto para acabar con la tortura, o donde también queda ese vacío, de que te acostaste con la mujer o el hombre equivocado).
El “cibersexo” puede hacernos felices, como sentirnos los más tontos de los tontos, igual que en cualquier relación física.
Para terminar, Todo “ciber” y social es parecido y diferente, amores desamores, sexo fuerte y liviano, búsquedas de lo imposible, amigos cómplices y lo que deseamos, en realidad tanto en el “ciber” como en lo social; todo parte de nosotros de nuestras ilusiones, de nuestros afectos, de nuestras esperas, de nuestros deseos, somos humanos y complejos y tenemos nuestra personalidad, eso no va cambiar, en el “ciberespacio”, podemos ser anónimos con el otro, pero nunca a nosotros mismos.
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