HISTORIAS POR: Columnista Invitado
Feminismo en el BDSM
POR: Lucia Rodríguez
Marcuse dice que el movimiento feminista es:
La lucha por conseguir la igualdad completa en lo económico, en lo social y en lo cultural; otro, el que tiene como contenido la construcción de una sociedad en la que quede superada la diferencia entre hombre-mujer, una sociedad con un principio de la realidad nuevo y distinto
Pero hablar de un movimiento que hoy día se ha hecho tan radical puede ser un tanto peligroso, ya que las mujeres feministas suelen usar el término machismo opresor para definir cierto tipo de conductas masculinas como agresión a la mujer, es muy simple, el BDSM se trata de deseo sexual, de sexualidad alternativa, de instinto, no de problemáticas socioculturales, para ser un poco más explícita “me gusta que me azoten” porque me siento sexualmente plena y eso no lo convierte violencia de género.
Entonces el BDSM dentro de esta polémica ¿qué?
El feminismo incluso asegura que la opresión del hombre comienza en el sexo, y este es un deseo inherente en el ser humano, algo que no se puede cambiar, quitar o inhibir, ya que es natural en todos los seres biológicos el deseo sexual, para reproducirnos en un principio, pero ahora lo hacemos para deleitarnos, expresarnos, etc.
Las mujeres que practican BDSM tienen una visión diferente de lo que es la masculinidad y feminidad, y es que no se refiere a los términos de la belleza de los géneros, una mujer que por ejemplo se denomina a sí misma como sumisa, no es simplemente una persona que permite que le maltraten física y emocionalmente porque tiene traumas de la infancia que quiere revivir, o porque no sea capaz de encontrar un hombre que no sea maltratador, sino que por el contrario siente que su deseo sexual la lleva a querer explorar y experimentar su sexualidad porque es su derecho. Sin contar que una mujer que practica BDSM es mucho más segura de sí misma, empoderada de su cuerpo y de lo que quiere, alguien capaz de expresar su insatisfacción y con el poder de decidir si quiere entregar su voluntad o no.
Las mujeres en el BDSM no luchamos por igualdad, no pedimos que se nos vea como iguales a los hombres, porque dentro de esta práctica las mujeres somos respetadas, admiradas e incluso idolatradas por nuestros roles, no somos violentadas de ninguna manera, todo es producto del conceso y normas que se han hecho para que prevalezcan los derechos humanos de todos los que practicamos BDSM.
Dentro del BDSM hay una figura femenina con mucho poder a la que se le denomina Dominatrix, y en esta práctica es común ver más Dominas que Sumisas, mujeres que doblegan la voluntad de los hombres de las cuales son dueñas y señoras, es por esto que la figura de la mujer Sumisa es un tesoro para los hombres con rol Dominante, pues el poder de esta radica en su voluntad, cederla para proporcionar placer a la figura que se convierte en su dueño.
Así que una mujer Sumisa no es aquella insegura, que permite ser maltratada porque no tiene opción para elegir como quiere vivir su sexualidad, sino todo lo contrario, es una mujer con todo el poder y autonomía para decir, me gusta esto, no quiero esto o simplemente no es lo que yo esperaba, aquí el hombre no juega un papel sociocultural como macho opresor, es un hombre que está dispuesto a complacer el deseo sexual de su compañera de juego y encontrar el suyo a través del placer de su Sumisa.
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