TENDENCIAS POR: Columnista Invitado
El turismo movido por el sexo
POR: Javier Giraldo
En tres actos, como respetable jornada de amor verdadero, tratamos de abordar a continuación la generalidad de un fenómeno cada vez más frecuente en distintas regiones de nuestro país: el turismo sexual o “sexoturismo”. ¿Qué tan antiguo puede ser? ¿Qué tanto representa hoy para las autoridades? ¿Es clara su dimensión?
ACTO PRIMERO: LA HISTORIA RECIENTE
Hace siete años, en abril de 2012, mientras Colombia se alistaba para ser la sede de la Cumbre de las Américas, un grupo de hombres que conformaba el equipo de seguridad del presidente Barack Obama sucumbió a los encantos de mujeres cartageneras que los acompañaron en al menos una jornada de fiesta.
Todo salió a la luz pública por la denuncia de Dania Londoño, una de las mujeres que estuvo compartiendo con los once agentes del Servicio Secreto y con unos cinco militares estadounidenses que habían llegado a la Ciudad Heroica para realizar labores de inteligencia antes de la llegada del mandatario a la reunión planeada para los días 14 y 15 de abril.
Según contó, luego de encontrarse en una discoteca acordaron ir al hotel en donde los hombres se hospedaban y estuvo hasta el amanecer, cuando llamaron de la recepción a indicarle que debía salir.
Pidió su dinero antes de dejar el sitio, pero como no lo recibió insistió hasta llamar a la Policía. Como consecuencia, el escándalo llegó a convertirse en proceso judicial de los Estados Unidos en contra de los integrantes de la avanzada de Obama, Londoño salió del país y recibió ofertas muy variadas.
ACTO SEGUNDO: LA HISTORIA LEJANA
Cuenta don Ricardo Palma, un escritor y político de Perú, que hace 195 años, en mayo de 1824, don Pablo Guzmán, el gobernador de la Villa de San Ildefonso de Caraz, recibió una carta en la que le anunciaban que días después estaría arribando el libertador Simón Bolívar a su ciudad y que por ello debía alistar alojamiento y comida para la tropa que lo acompañaba, establos y forraje para los caballos, y “cómodo y decente alojamiento para el libertador, con buena mesa, buena cama y etc., etc., etc.”
La narración, que hace parte del libro Tradiciones peruanas, una serie de relatos cortos basados en anécdotas de ficción histórica, detalla que, al leer el requerimiento, el gobernador Guzmán quedó pensativo y convocó a tres hombres destacados de la ciudad para consultarles la situación, en especial por el significado de esas “tres etcéteras” del final de la comunicación.
La intrepidez del pensamiento de los cuatro hombres los llevó a concluir que con la definición literal de etcétera (“y lo demás”), estarían pidiendo que tres mujeres estuvieran a disposición de Bolívar.
Dice el relato de Palma que el mayor motivo de considerarlo así era la ubicación de las tres etcéteras, luego de la solicitud de “buena cama” para el libertador. Pero termina contando que al llegar Bolívar y confirmar que las tropas tuvieran sitio cómodo para descansar y que los caballos pudieran pacer tranquilos, le hicieron referencia a las tres etcéteras que le habían alistado, hecho que le causó molestia porque, aseguró, no había solicitado compañía. Y esa molestia terminó en la destitución del gobernador Guzmán.
ACTO TERCERO: LA HISTORIA ACTUAL
Ejemplos sobran, porque la sola idea del “amor de verano” que idealizan textos y películas puede ser una forma romántica de jornadas de turismo sexual. Además, la complejidad de cualquier desplazamiento, con la consecuente jornada de descanso implica que la compañía resulte tan deseada que haga parte de una normalidad que esconde abusos, según la óptica de los derechos de quienes lo practican.
De hecho, la tradición marca la idea de que cerca de los paraderos de transportadores de distintas clases hay toda suerte de servicios para hacer cómoda la estadía, casi sin que importe todo lo que puede implicar esa situación.
Para los estudiosos de temas como este, el turismo sexual es una de las modalidades de trata de personas y para las autoridades este es un delito tan lucrativo en el mundo entero que solo es superado por el tráfico de estupefacientes.
La definición indica que “la trata de personas es un delito que se caracteriza por el traslado al interior o fuera del país de una persona con fines explotación que puede ser sexual, laboral, mendicidad ajena, matrimonio servil, entre otros, sin importar el género, edad o lugar de origen de las potenciales víctimas”.
Ciudades como Cartagena, Santa Marta, Medellín y Bogotá han terminado convertidas en sedes de estas actividades, tanto que la Alcaldía de la capital del país atendió en 2018 a 62 víctimas de trata de personas, la cifra más alta en la última década, que incluyó a un alto número de víctimas hombres.
Lo más difícil, según las autoridades, es que en muchos casos las víctimas no se sienten como tales, porque consideran que el ejercicio de su actividad es parte de su libertad. Y son tantas las personas que terminan beneficiadas, que les resulta ajeno pensar en frenar la situación. Por eso, taxistas, hoteleros, vendedores de ropa y calzado, joyeros, peluqueros y otros prestadores de servicios terminan beneficiándose de forma indirecta de estas actividades.
Buen momento para considerar si el gusto sexual y las necesidades individuales es suficiente motivo para sumarse a la comisión de delitos que aún son más graves si involucra a menores de edad.
Por eso, la base del sexo responsable es practicarlo en las condiciones en las cuales no termine causando penas, arrepentimiento a alguno de los involucrados.
Siete finalidades de la trata de personas
1. Explotación sexual y turismo sexual: La persona es ‘comercializada’ como si fuera mercancía; también es coaccionada o manipulada para el desarrollo de actos de contenido sexual, de manera que terceros obtengan provecho económico.
2. Matrimonio servil: Cuando el vínculo conyugal corresponde a una especie de transacción y no a su voluntad.
3. Mendicidad ajena: La persona es obligada a pedir limosna. Ejerce la mendicidad tras ser coaccionada o amenazada, abusando de su estado de indefensión, vulnerabilidad y/o discapacidad, para beneficio de un tercero.
4. Trabajos o servicios forzados: Todo trabajo o servicio exigido a un individuo bajo amenazas físicas, psicológicas o económicas y para la cual la persona no se ha ofrecido voluntariamente.
5. Extracción de órganos: Extracción de órganos y/o tejidos para obtener provecho económico a través de su comercialización.
6. Servidumbre: La persona es sometida supuestamente a cambio de pagar deudas. También puede ser sometida a trabajos de por vida por la entrega de condiciones básicas de subsistencia.
7. Esclavitud: Una persona dice ser propietaria de otra para obtener provecho económico. Incluye diversidad de formas de explotación del ser humano.
Si es víctima o tiene información sobre casos en los que alguien más pueda ser víctima, comuníquese a la línea 350-3085507 o escriba un correo electrónico alucha.trata@gobiernobogota.gov.co.
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